domingo, 18 de julio de 2010

Crónica de una cena anunciada

Aunque anunciada, no podíamos creer que el momento, por fin, hubiera llegado. Una vez acabadas las opos, nos reuníamos para celebrarlo.
Con un calor sofocante, nos fuimos reuniendo en Capri, que no era un italiano, a pesar de lo que el nombre pudiera indicar. Lo primero tras saludarnos era la sincera felicitación a Francesc por su logro al obtener plaza.
Mireia llegó un poquito más tarde, pero justo a tiempo para presidir la mesa.
Nos costó un poco decidir los platos, aunque con la bebida no hubo dudas: cerveza y sangría (típical espanish). Gracias a Montse y a Marta decidimos la comida. La cena transcurrió tranquila llena de anécdotas sobre las opos (como tocaba), las merecidas vacaciones, la vida tras unas opos, el amor, y, por supuesto, la edad. José Ramón se nos unió también después del trabajo.
Y del restaurante a la pista de baile no caminamos mucho y ya toda la energía se centró en el baile que se alargó durante horas. Se nos unió el marido de Amalia que dio a los más jóvenes una exhibición de baile y Amalia también se arrancó con un baile español de lujo (nacidos para la danza); nuestra Miriam nos marcó los pasos de Beyonce y todos hicimos lo que pudimos; Antonio tampoco paró de bailar. Los chupitos corrieron para celebrar la plaza de Francesc. Unos nos gustaron más que otros, pero daba igual. La ocasión lo merecía.
A mitad noche, entre el frenesí del baile, un grupo de suecos entró en el lugar y todo se convirtió en un reportaje de Nacional Geographic gracias a nuestro Ángel y hasta aquí puedo leer (sólo para abonados).
Y de ahí… pues a seguir la fiesta a otro garito. Había ganas reprimidas. Y siguó el baile. Pero claro ya eran las mil y la gente se empezó a retirar. Primero Eva y poco a poco todos los demás. ¿He contado que Ángel nos hizo un strip-tease y lo echaron del lugar? No hay derecho.
A la salida encontramos a un grupo de rumanas que no iban borrachas y ahí nos despedimos José Manuel y un servidor y dejamos a los dos jóvenes del grupo que siguieron la fiesta.
En fin y yo lleno de felicidad, porque sé que todos habéis trabajado duro y, con mayor o menor suerte, creo que todos os merecéis mi ENHORABUENA.
Y ahora a descansar y Feliz verano.

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